Generación del 27: Mujeres que escriben. Día Internacional de la Mujer. Día de la Mujer Trabajadora





MUJERES QUE ESCRIBEN

GENERACIÓN DEL 27: AUTORAS.

  8 de marzo. Día Internacional de la Mujer. Día de la Mujer Trabajadora.


    La conmemoración del 8 de marzo hace referencia a los hechos que sucedieron en esa fecha del año 1908, donde murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían.

 Virginia Woolf, Emely Dickinson, Safo, Rosalía de Castro, Emily Brontë, Jane Austen, Mary Shelley, J.K. Rowling, María Zambrano, Carmen Laforet, Elena Medel, Laura Restrepo, Teresa de Jesús, Frida Khalo, Hannah Arendt, Emilia Pardo Bazán, Jane Austen, Ángeles Mastretta, Murasaki Shikibu, Joyce Carol Oates,  Julieta Valero, Julia Melgares,... y tantas, tantas otras que fueron, son y serán.

Mujeres de todos los tiempos que escribieron poesía, filosofía, ensayo, novelas, cuentos. escritoras lejanas y muy cercanas.      Descúbrelas.









Y por eso vamos a añadir a la Generación del 27 la parte que falta:

                                Autoras de la Generación del 27.

Aquí tenéis una pequeña muestra con la presentación de las grandes mujeres que formaron parte de la Generación del 27: Ernestina de Champourcín, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Carmen Conde y Concha Méndez.





SE BUSCA un poema para Rubén.




La poesía no tiene que gustarnos. No hay que entenderla, no hay que buscarla. O sí.
Yo no lo sé. Pero creo que, como para todo lo que no conocemos, es mejor dejar un resquicio para que llegue a nosotros, ...por si acaso.

Seguro que el acercamiento al poema por primera vez como objeto de examen, como estudio de una teoría literaria, no es la mejor presentación. Intentamos remediarlo como podemos, pero quizá es un vano intento a estas alturas. Lo que sí que podemos hacer es buscar cada uno las palabras que nos digan algo, en un leguaje que ya no puede ser el de Machado, el de JRJ o el de los poetas del 27. Es otro tiempo y otra generación que necesita su nuevo lenguaje y sus nuevas formas...como siempre.

Para empezar, Rubén, algo que no es nuevo, pero que forma parte de la poesía de lo cotidiano, con la que se dejó atrás todo lo que hemos estudiado en clase. A ver si esto te gusta un poquito más. es de Luis Alberto de Cuenca y se titula "El desayuno":

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».


Y algo de ahora,  unos versos de Antonio Lucas, de su libro Los desengaños:


FUERA DE SITIO


                            Imagina que el tiempo sólo es lo que amas:
                            unas pocas palabras, unos seres exactos,
                            unas horas muy lisas, una playa (quizá)
                            donde el daño no acecha.

                            Imagina la vida como no lo es ahora,
                            no quiero decir como algo perfecto,
                            sino un resplandor, cierto abril de muy lejos,
                            un tributo al azar sin otro destino
                            que el confín fugitivo de un eco sin rostro.                       
                            Y después cualquier cosa. 

                            Con qué precisión va la edad hilvanando el espino.
                            Y qué extraña la urgencia de ir en pie hasta la ola,
                            celebrar lentamente que aniquile mi huella,
                            mi escritura de hombre, mi certeza de surco,
                            ser la alta misión de lo que nunca concluye
                            como no cierra el mar su recado en la orilla.

                            Pero no es estar quieto la razón ni la meta,
                            sino un querer más pequeño, una conquista más clara:
                            ver la vida llegar de su noche a tu noche
                            en un cuerpo ajeno,
                            pronunciar su silencio,
                            abrazar su alambrada,
                            desear su vacío,
                            delirar sin camino, sin mapa, sin fuego,
                            hasta el tiempo sin tiempo
                            del país que no haremos.




No sé si puede gustarte alguno de estos poemas.
O si encontrarás alguno que te guste  (espero que me avises). 
O si algún compañero o compañera ha encontrado el suyo  y puede compartirlo. 
Se admiten sugerencias.
Por si acaso, una imagen:







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